Nunca albergamos ninguna duda. Desde el principio decidimos ponernos bajo la protección de un patrón, y tuvimos claro que éste habría de ser Juan Pablo II. ¿Quién mejor que él para interceder ante el Padre por el nuevo proyecto? De él aprendimos la grandeza del amor humano, la maravilla del cuerpo, el sagrado valor de la familia… Lo aprendimos de su magisterio, y por Juan Pablo II supimos también de Karol Wojtyla.
Merced a Juan Pablo II, el Papa, conocimos a Karol Wojtyla, el filósofo personalista. Conocimos al profesor de ética de Lublin y al autor de Persona y acción, su obra antropológica culmen, donde nos enseña que la verdad del hombre reside en el misterio que encarna, en su irrepetible realidad de ser y de obrar; conocimos que es la acción la que revela a la persona y que ésta, para poder serlo en su plenitud, necesita del otro, pues solo su relación con los demás posibilita su crecimiento.
El hombre que ayer iluminase nuestras vidas y hoy ampara nuestras obras, ha inspirado también nuestra determinación de reflexionar y profundizar en la riqueza de un pensamiento –síntesis de tomismo y fenomenología, estructurada en torno al concepto de persona- lo suficientemente sólido como para abordar los desafíos actuales desde una mirada tan profunda como original. A través de aulas abiertas, conferencias, seminarios… Educatio Servanda hace del personalismo del obispo Wojtyla y del magisterio del Papa Santo Juan Pablo II, objeto permanente de su estudio, formación y divulgación. Y es que a Juan Pablo lo tenemos, no solo en el corazón, sino también en nuestra mente.