La charla-meditación, en la que el obispo de Coria-Cáceres, D. Francisco Cerro explicó ante un numeroso público el significado de su consagración al Sagrado Corazón, y la exposición del Santísimo, sirvieron de antesala preparatoria para la ceremonia eucarística y de Consagración.
El pasado sábado, 15 de octubre, la Fundación Educatio Servanda, celebró en el Cerro de los Ángeles su consagración al Sagrado Corazón de Jesús. Fue uno de los días más grandes de su historia. Y no estuvo sola. Dos mil personas, venidas de toda España, tuvieron a bien acompañarla y consagrarse con ella.
A diferencia de los días que le precedieron, la jornada del amanecía con un sol radiante que no le abandonaría hasta bien avanzada la tarde. Con el tiempo como aliado, ya desde primera hora, decenas de voluntarios, fácilmente distinguibles por sus llamativos petos, trabajaban en la puesta a punto de una mañana que, si se esperaba intensa, habría de destacar por su carácter festivo. Había, pues, que cuidar la puesta a punto para que todo, hasta el último detalle, estuviera listo a la hora prevista. Y así fue.
Cuando a las diez y media de la mañana, y según la hora prevista, el obispo de Coria-Cáceres, D. Francisco Cerro, comenzaba su charla meditación sobre el Corazón de Jesús, las bancadas centrales de la basílica del Cerro ya estaban a rebosar, de manera que las familias que siguieron entrando con regularidad, no tuvieron más remedio que ir ocupando los bancos laterales. En apenas unos minutos, cientos de personas escuchaban en silencio.
Don Francisco Cerro, cuya presentación correspondió al padre D. José Julio, capellán del colegio Juan Pablo II de Alcorcón, es un gran conocedor del Sagrado Corazón de Jesús, figura sobre la cual ha publicado varios libros, consiguió, gracias a su lenguaje sencillo y directo, penetrar desde el primer minuto en el corazón del público.
El obispo extremeño centró su intervención en explicar a los presentes la gran trascendencia del acto de consagración que habría de celebrarse dos horas más tarde. “El que se consagra al Corazón de Jesús –señaló Cerro- descubre a Dios en la vida. Consagrarse es decirle sí al bautismo; consagrarse es decirle no al pecado, es decirle no a Satanás. Por todo ello, a través de esta consagración realizamos un gesto de entrega al Señor”.
Tras reconocer su preferencia por quienes encienden una luz frente a quienes se pasan la vida maldiciendo la oscuridad, el obispo, D. Francisco Cerro, resaltó que la misión del laico consiste en transformar el mundo según el Corazón de Dios, ello no sin antes advertir que a Su Corazón solo se llega a través de la Madre, pues, tal y como decía Juan Pablo II “no se puede ser cristiano sin ser mariano”
Finalizada su charla-meditación D. Francisco Cerro dio paso a la exposición del Santísimo. Acompañar al Señor, meditar en su presencia constituía el mejor modo de preparar el corazón de cara a la ceremonia eucarística y de Consagración que habría de comenzar en menos de una hora.
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