Frente a la cultura de la muerte decimos Sí a la vida.

Miles de personas, sobre todo jóvenes, salieron a la calle este domingo, 27 de marzo, para defender la dignidad de la vida frente a quienes consienten y promueven la eutanasia y el aborto, el mayor genocidio de nuestra historia.

Más de 20.000 personas, en su mayoría jóvenes, volvieron a salir a la calle para defender la dignidad de la vida, desde el momento de su concepción hasta la muerte natural. Como cada año, la Fundación Educatio Servanda volvió a estar presente como una de las instituciones organizadoras. En esta ocasión, estuvo representada por su director de comunicación, Óscar Rivas, además de por cientos de familias, alumnos y alumni de los colegios Juan Pablo II.

Pocas manifestaciones, por no decir ninguna, tienen la capacidad para sacar a la calle a tantos miles de jóvenes comprometidos con una causa justa. Las nuevas generaciones españolas son cada vez más conscientes de que el aborto es el gran genocidio de nuestra era. Un genocidio que, sin embargo, se oculta o pasa de perfil para los grandes grupos de comunicación.

La defensa de la vida de los más débiles entre los débiles no parece formar parte de la hoja de ruta de este Gobierno que, hace tan solo unos meses legalizaba la eutanasia, otro gran atentado contra la vida. Su aprobación se producía, como siempre, hurtándole a los españoles el debate necesario. La nueva ley postula la elaboración de listas negras en las que pretenden incluir a todos aquellos médicos que osen disentir de la cultura de la muerte que, con mano de hierro, impone el Gobierno de Pedro Sánchez.

Así lo denunció en la manifestación Manuel Martínez-Sellés. El presidente del Colegio de Médicos de Madrid no dudó, una vez más, en alzar su voz para advertir a nuestros actuales gobernantes que el deber de los médicos no es el de matar a sus pacientes, sino el de curar y salvar vidas.

Para Óscar Rivas la movilización de tantos miles de jóvenes en las calles de Madrid “evidencia un claro y creciente desafecto social por parte del ciudadano de a pie hacia las grandes elites políticas, económicas y mediáticas que una y otra vez silencian o desoyen su voz para continuar imponiéndonos sus políticas de muerte”.

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