María Carbonell, directora de la fundación diocesana de los Santos Mártires de Córdoba y Juan Antonio Perteguer, director del colegio Edith Stein desarrollaron a través de su experiencia, la ponencia marco de Juan Carlos Corvera. Por su parte, Sofía López Romo, exalumna del colegio Juan Pablo II de Alcorcón dio testimonio de su paso por el centro.
Juan Carlos Corvera había iniciado el taller «Escuela católica: libertad y evangelización en el siglo XXI» correspondiente al Congreso Católicos y Vida Pública, pero había que desarrollar esas claves de radicalidad, apostolado y testimonio.
Gustó y mucho, precisamente, el testimonio de Sofía López Romo. La exalumna del colegio Juan Pablo II de Alcorcón explicó los diferentes pasos que le llevaron a encontrar a Cristo y acoger la fe gracias a su estancia en la escuela católica. La suya no fue una conversión radical, sino gradual. Sofía señalaba cómo encontraba en sus compañeros una felicidad, algo especial, que ella no tenía. Fue eso lo que le llevó a preguntarse sobre cuestiones que nunca antes se había planteado. A partir de ahí llegó la confesión, algo que -reconoció Sofía- no había hecho desde su comunión, más adelante llegaría la eucaristía, así como otras experiencias que le facilitaron el encuentro con la Verdad. Pero si impresionante resultó escuchar de su propia boca su encuentro con Cristo, no menos impactante fue saber que su conversión produjo un cambio radical en su familia, hasta entonces muy apartada de la fe y, en la cual, «ahora está mucho más el Señor». Y todo gracias a un colegio donde «no están solamente los profesores y alumnos, las familias y Dios».
Tras Sofía, tomó la palabra María Carbonell, directora ejecutiva la fundación diocesana de los Santos Mártires de Córdoba. María, comenzó su exposición refiriéndose a la escuela católica como «cultura de empresa». Si muchas empresas hacen de su vestimenta, cultura de empresa, -afirmaba la ponente- ¿por qué no la escuela católica con el catolicismo? En una intervención brillante que logró conectar desde el primer instante con el público que llenaba la sala de la Universidad San Pablo CEU, Carbonell animó a la escuela católica a «no perder el rostro». Pues -recordó-«no solamente educamos a hijos de sus padres, educamos a hijos de Dios».
Juan Antonio Perteguer, director del colegio Edith Stein de Orcasitas, quiso aterrizar la teoría evangelizadora glosando experiencias vividas en primera persona en su propio centro. Comenzó con el testimonio de Francisco, un profesor que recuperó su fe perdida al ver el cariño con el que los profesores trataban a los alumnos. Demostrando que el amor de Dios no ha de conocer fronteras, Perteguer glosó la historia de una alumna musulmana. Cuando le preguntó a su madre la razón de que trajera a su hija a un colegio católico profesando otra fe, ésta le respondió: «yo tengo fe, y me han dicho que aquí tienen fe. Como lo más importante es Dios, sé que aquí le van a querer y cuidar». Estas y otras historias protagonizaron la intervención de Perteguer en una tarde noche que alumbró mucha esperanza para todos.
El padre Ángel, capellán del colegio, finalizó esta primera sesión con la bendición.
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